No hay nombre todavía, tal vez nunca tendrá
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I-
En el hueco bajo el árbol fermenta ese líquido misterioso, que además de los efectos del filoso alcohol, ayuda a pasar el hambre. El vagabundo que había parado en las costas del mediterráneo, gracias al devenir, se dedica a su pura existencia, limosnear y beber acostado en su árbol.
- ¡eh..!. Gritó el vagabundo al campesino que por diligencias, ajenas a lo que importa, caminaba desganado hacia Roma.
La cabeza estéril de pelos del trabajador de la tierra, arrugado como sus secos campos, miró agudamente al hombre tirado contra el árbol, abrazado al pedazo de cuero que le servía de vaso. Se acerco lentamente para preguntar: ¿Qué?
- Te he llamado para advertirte, el rumbo que llevas no te hará bien. Gira como un trompo, y regresa de donde has venido.
Miraba extrañado el campesino. No supo que decir, sus pies ya habían recibido órdenes de partir, pero escuchó lo que le tenían que decir.
- Sigue mi consejo, que es gratis, pero si vuelves de dónde vas, dejad unas monedas, porque volverás con penumbra en el rostro. Y mi consejo, que gratis es hoy, habras ignorado.
El campesino se marchó sin decir nada, no le importó. Tres días después volvió a pasar frente al árbol, dejó las últimas monedas que le quedaban junto al vagabundo que dormía profundamente. El campesino caminó hacia su choza a kilómetros de ahí, que ahora se encontraba en llamas con hijos y esposa por no haber cumplido con sus deberes tributarios. El vagabundo escucho el par de monedas que cayeron a su lado, no se alegro, sabía que el hombre se las daba por que ya lo había perdido todo. Cuando despertó vio a lo lejos una fila de hombres y bueyes.
- ¡eh..!. Gritó al ver las caravanas rebalsadas de trigo. Inmediatamente se le acercó un soldado del ejército romano. Se miraron. Y pasado un minuto el uniformado le encajo el pie en la cara.
- ¡No vengas con tu mierda de lacra¡ la Capital será asediada y tu aquí borracho.
Durante el monologo del soldado el vagabundo no se movió. Espero como muerto a que pasaran todos los hombres. Tomó su rustica cantimplora, la lleno hasta no más poder de su agua y partió a Roma. Solo para ver.
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que les parece, sigo?