LA MARAVILLA
CAPITULO 1
El reinado de BRIGA
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El primer cerco defensivo correspondía a una mera empalizada de madera. La unión de altos troncos terminados en puntas afiladas, determina el ingreso al reinado de Briga.
Ni bien traspasar las puertas, se percibía la alegría del pueblo. Las casas de barro y piedra delimitaban las calles de tierra por donde los carruajes tirados por bueyes las recorrían encajándose en el barro después de la lluvia de la mañana. Los aldeanos disfrutaban de sus tareas habituales en armónica paz. El mercado, lugar de intercambio, comenzaba su actividad a horas temprana, el taller, la herrería, los establos, la panadería y la oficina de comercio rodeaban la Plaza de Reuniones, lugar de encuentro para celebrar todo tipo de acontecimiento, el edificio principal precedía la imponente aparición de la fortaleza del rey Uxello.
En el centro de Briga se situaba el castillo que albergaba a miles de tropas que custodiaban la maravilla. Cuenta la leyenda que el castillo era inmenso. En él todos se sentían seguros. Cercado por una muralla de piedra, en el centro, el puente baja sobre la profunda fosa que lo rodea, para permitir el ingreso de sus habitantes. El recinto amurallado encierra un patio de armas, en torno del cual se sitúan una serie de dependencias y cinco torres.
A 10 días de distancia del reinado de Briga, se encontraba el reinado de Madgus, gobernado por Lord Blacknight, conocido como El Caballero Negro. El odio de Lord Blacknight por el rey Uxello llevaba tantos años que ya nadie recordaba que lo había originado. El rencor, la envidia, los celos que le generaban los logros de Uxello llevaba al Caballero Negro a querer destruirlo todo.
Carcomido por el resentimiento de no poseer una maravilla como la del reinado de Briga, mandó a llamar al brujo más poderoso de su imperio para lanzar un encantamiento, el más potente que se pudiera realizar, sobre todos los residentes de Briga.
El brujo mezcló sustancias, declamó conjuros, agitó sus manos y arrojó el hechizo sobre el reinado de Uxello. Ese hechizo consistía en que todos sus habitantes tendrían un apetito voraz, que ni todo el trigo de la comarca alcanzaría para saciar su apetito y, sin notarlo, sucumbirían uno a uno de inanición....
El amanecer llegó a Briga, y con él, el deseo de nutrirse de los alimentos de la mañana, pero al ingerir cada bocado, en lugar de encontrar saciedad, sólo se sentía la necesidad de devorar más comida, nada era suficiente. Así pasaban las horas en el reino, y la desesperación se apoderaba de sus habitantes. Ya no comparten lo que poseen, corren a esconder los alimentos, se encierran en sus casas para no tener que repartirlos, discuten, pelean, enloquecen. A medida que llegaba la noche y los alimentos se terminaban, la hambruna crecía, al igual que la locura, al ver desfallecer los primeros cuerpos de los más débiles del lugar. A ellos les siguen otros, y otros, incluso los guerreros más fuertes.
Al ver como sus tropas morían de hambre, el rey Uxello buscó desesperadamente a la Hechicera Blanca.
La Hechicera, llevaba años dando consejos al rey para que su reinado fuese próspero y feliz.
Recorrió extensos caminos plagados de peligro para llegar a ella. Al encontrarla le relató lo sucedido. La hechicera sólo dijo
“- Es un hechizo enviado por Craxtus el brujo del reino de Madgus. Este encantamiento toma su fuerza del egoísmo, la mezquindad, la envidia, la codicia, la falta de amor por el otro. Para revertirlo, tu pueblo deberá cambiar su actitud, en lugar de encerrarse para abastecerse de manera individual, deberá distribuir lo que posea con su prójimo.”
Y dicho esto, la hechicera se desvaneció.
Uxello emprendió el retorno a su castillo. En el recorrido sólo podía pensar en las palabras de la hechicera. Como haría él para que su pueblo entendiera que dependía de ellos el revertir el embrujo.
A lo lejos se divisaba la primer muralla defensiva, cuando el rey le ordenó al jinete que está a su derecha, que marche al castillo y junte todo el alimento que haya en los almacenes del palacio y los traslade a la Plaza de Reuniones, al jinete de la izquierda le asignó la tarea de juntar a todo la villa alrededor de la plaza, y a su caballero más leal, Alexius, le encomendó la tarea de reunir a los más valientes caballeros para que rodeen la Plaza de Reuniones mediando, como un muro humano, entre los alimentos y la multitud.
Al entrar al reino, Uxello observaba la enajenación en el rostro de la gente, pero él continuaba su viaje firme y seguro hacia la Plaza de Reuniones. Al llegar, bajó de su caballo y se dirigió a su pueblo diciendo:
“- la glotonería se apoderó de nuestro pueblo por un maleficio encargado por Lord Blacknight e impartido por su brujo Craxtus, con el fin que la mezquindad de la humanidad los lleve a la destrucción total. Juntos lo evitaremos, compartiendo los alimentos de los almacenes del castillo, cenaremos hoy, en una ceremonia de amor mutuo, cada uno recogerá un pan y se lo dará a su prójimo, todos, al unísono, compartiremos el pan.”
Los aldeanos escucharon atentamente a su rey, e hicieron lo que él indicó.
Ese bocado conjunto, compartido, en armonía, lleno de magia, sació inmediatamente el apetito de toda la concurrencia.
Y sin decir nada más, Uxello regresó satisfecho a su castillo.
continuará......